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miércoles, 19 de mayo de 2010

La última morada de la dama de Cao

El nuevo Museo de sitio del complejo arqueológico de “el Brujo”, en la Libertad. La dama de Cao y el museo de sitio se integraron  a los nuevos circuitos turísticos de la región  La Libertad.

Ella no tenía mas de 25 años, era esbelta, bajita, de hermosos rasgos mochicas y de largos y bien cuidados cabellos negros. Tan joven y ya era una reina. Ahora se sabe que murió de complicaciones en el parto pese a que gozaba de buena salud. Hasta se puede afirmar que comió como una reina pues los antropólogos sólo diagnosticaron una incipiente caries.

El hallazgo de su tumba en una plataforma funeraria de la Huaca El Brujo revolucionó los conceptos históricos de la civilización Moche. Su cuerpo de apenas 145 centímetros de alto mereció un fardo de un metro ochenta centímetros, es decir, casi medio metro de envoltorios que albergaban finos mantos bordados, 31 narigueras de oro, 23 estólicas (armas ofensivas capaces de lanzar flechas a más de cien metros) y esas enormes porras propias de un bravo guerrero moche. Muy cerca se hallaron los restos de una adolescente sacrificada antes del entierro y de un supuesto guardián de la tumba.



Pero hallar piezas de oro en un entierro moche ya no es ninguna novedad. La Dama de Cao, empero, sorprendió al equipo de arqueólogos dirigido por Régulo Franco por los tatuajes que se conservan en su piel momificada pese a que debió morir hace más de 1,500 años.

Unos diseños de estilizadas arañas y serpientes adornan su brazo hasta los dedos de su mano izquierda. En su momento simbolizaron su cualidad de sacerdotisa, guerrera y reina: hacedora de la fertilidad, señora de la lluvia, bruja de las tinieblas y guardián de los ancestros.

Una extraña iconografía maravilló a los arqueólogos. Una mujer pallar con las manos sobre el vientre de un recién nacido sostenido por su madre… algo inédito en un contexto funerario que no ha sufrido los estragos de huaqueros.

La tumba fue hallada a fines del 2005  y casi cuatro años después se inauguró el nuevo museo-mausoleo diseñado de tal manera que su imponente arquitectura se mimetiza con la vecina Huaca El Brujo y la Huaca Partida, ambas ubicadas en una enorme explanada que semeja una herradura justo a orillas del mar. Y es que la Huaca El Brujo ya es una visita obligada en los circuitos turísticos de Trujillo, más aún si consideramos que desde abril de este año  cuenta con su propio museo de sitio donde descansa en paz el cuerpo de la Dama de Cao.

Pero El Brujo siempre albergó sorprendentes hallazgos. Lo mejor es que estos descubrimientos no sobresalen por sus piezas de oro y plata, sino más bien por su portentosa arquitectura y los coloridos relieves que han servido para desentrañar la historia de la civilización moche. Uno de ellos, denominado el “Muro del Tema Complejo” sigue siendo un enigma para los arqueólogos e historiadores.

Pero la visita también sirve para conocer la vecina Magdalena de Cao, un pequeño poblado célebre por sus chamanes y curanderos.

Como todo poblado que se respete en el Perú, su nombre es hispano y su apellido autóctono. En este caso, Cao es una toponimia moche que ha servido para identificar toda la zona, incluyendo el vecino yacimiento arqueológico. Es así como la Huaca El Brujo, su nuevo museo-mausoleo, y la vecina Magdalena de Cao complementan los atractivos turísticos de Trujillo y se han convertido en la puerta de entrada para el Circuito Turístico Nor-oriental.
La Dama de Cao nos espera.

Escrito por Roberto Ochoa B.

Publicado en el diario La República- Perú.

Lunes, 8 de febrero de 2010.

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