El evento se inicia esta tarde en la plaza San Martín, con funciones también en el auditorio del Icpna de Lima, el Centro Cultural El Averno y la misma casona de la Escuela Experimental de Mimo.
La cita contará con visitantes internacionales: Flor e Espinho, de Brasil, y el italiano Renato Curi. Asimismo, permitirá ver a varias generaciones de este arte en nuestro país, desde el fundador Jorge Acuña hasta los actores recientes.
El experimentado Fernando Ramos hace énfasis en el aspecto generacional de los mimos. “Todo ha cambiado, el mimo en la década de los 70 tenía temática social, y muchos actores eran parte de partidos políticos de izquierda, por eso la mayoría de experimentados somos también dirigentes comunales”, cuenta.
Ese hervidero de debate es motivo de nostalgia de Ramos. “Se conversaba luego de las obras, de ahí aparecen los polemistas. Había gente del Partido Comunista, del Apra, mormones, de todo”, refiere.
Arte que se transforma
Por su parte, Hugo Suárez, otro mimo con años de recorrido, cuenta cómo se inició en el parque Cánepa en 1975 luego de abandonar la Marina. Después pasó a la plaza San Martín, el sitio de reunión, donde “había hasta cuatro espectáculos al mismo tiempo: estaba el grupo Neper, el teatro de la universidad San Marcos, faquiristas, un loco exorcista. Y siempre, Jorge Acuña”, cuenta.
Ese fue el laboratorio de prácticas de la mayoría de mimos. “Uno veía qué funcionaba y qué no, dependiendo de la reacción del público, conversaba con los maestros”, afirma Suárez.
Luego, este artista viajaría a Europa occidental con sus espectáculos. Allá desarrolló un estilo nuevo: hacer funciones de títeres usando partes de su cuerpo como muñecos.
En Lima también habría cambios. La década de los 80 serían los años de los cómicos ambulantes, que tomarían la plaza.
“Es producto de los cambios sociales, ya no se debatía de política”, opina Ramos. Sin embargo, apunta que también fue la década del teatro de grupo. “Aparecen elencos como Maguey, Raíces, La Gran Marcha de los Muñecones, que trabajaban sus obras como colectivos. En los 80 todo se colectiviza”, afirma Ramos.
Años de esperanza
El cambio desde entonces fue complicado. La década de los 90 trajo “el mercado neoliberal y apareció una crisis de valores, que por poco desaparecen este arte”, opina Ramos.
Sin embargo, agrega que desde la aparición de la Escuela Experimental de Mimo, el mercado está creciendo y aparecen nuevos valores. Esta escuela, que funciona desde 1997, llenó el vacío pedagógico en el género. Organiza los festivales nacionales de mimo anualmente desde su fundación, y ha conseguido un local donde regenta una biblioteca.
Prueba del empuje en estos años es Walter Calvo, teatrista de San Juan de Lurigancho, quien se formara hace algunos años en Yuyachkani, pero que también debe trabajar como profesor de informática. “Muchos grupos en los que he estado se han deshecho, pero eso no hace que el teatrista que quiere no sea serio”, afirma. Calvo, además, se da tiempo para participar en una producción cinematográfica.
Los artistas hoy deben ser polifacéticos, y en ese empuje vemos otros aires y nuevas manifestaciones. Esto se apoya en que dialogan con su pasado, en este caso, los referentes del mimo. El diálogo entre dos o más generaciones es garantía de desarrollo.
Semana del mimo
El festival se realizará del 10 al 15 de enero. Incluye un taller de mimo y pantomima, a iniciarse el mismo lunes en la tarde. Inscripciones al correo electrónico escuelaexperimentaldemimo@gmail.com
Se inicia el lunes, a las 16:00 horas, en la plaza San Martín, con funciones de Jorge Acuña y el italiano Renato Curi. Les seguirán Hugo Suárez y el grupo Pascator.
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