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lunes, 29 de noviembre de 2010

Andahuaylillas

El pueblo de Andahuaylillas conserva su brillo añejo: de casas-hacienda, solares con balcones, callecitas empedradas, portones con siglos, cerraduras gigantes, y ese silencio reparador bajo la sombra de nativos árboles de pisonay. Aquí, la estrella siempre fue la iglesia San Pedro Apóstol, llamada la Sixtina de América, debido a su barroco decorado interior, pero ahora la atención está dedicada a la zona monumental de Andahuaylillas, que en el mes de abril fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación por el ahora Ministerio de Cultura.

Las 46 manzanas del centro histórico de Andahuaylillas son protegidas por el Estado para evitar que el progreso llegue en forma de calaminas, moles con mayólicas y ventanas-espejo, como ocurre en los pueblos del llamado Valle Sur del Cusco. También se busca preservar actividades tradicionales, como la textilería, platería y agricultura.

Tras la declaratoria de patrimonio, los pobladores intentan proteger su mayor orgullo, sobre todo los más jóvenes: 18 muchachos integran el Grupo de Patrimonio, un taller impulsado por la parroquia de los padres jesuitas y financiado por la World Monuments Fund, institución privada, benefactora de la restauración del templo de San Pedro.



El grupo de jóvenes ha elaborado cómics en los que hablan de la importancia de conservar su pueblo. Sus series tienen éxito porque los personajes son sus vecinos caricaturizados. Además, han elaborado fotomontajes de una Andahuaylillas invadida por edificios modernos. Trabajos que exponen en la plaza bajo el título de Millay Llaqta (pueblo feo).

AIRES DE OPTIMISMO
Las iniciativas también llegaron de parte de dos jóvenes voluntarias catalanas, enamoradas de la vida bucólica de esta villa. Son Mireia Pi y Mireia Guix, y preparan un plan de ordenamiento turístico para el pueblo. Los religiosos jesuitas que dirigen el templo también alistan un local de café cultural para retener un ratito más a los visitantes.

“Los buses turísticos que van de Cusco a Puno llegan hasta la puerta de la iglesia. Los visitantes [que pueden llegar a 500 por día] se quedan media hora admirando el templo y luego se vuelven a subir a sus buses. Ese tipo de turismo no deja beneficios a la población y, más bien, la hace indiferente a la conservación de su sitio”, sostiene el sacerdote Óscar Morelli, párroco de Andahuaylillas.

“Hoy casi el 40% de los turistas que vienen a hacer la ruta tradicional [Cusco -Valle Sagrado- Machu Picchu] ya se interesan por el Valle Sur del Cusco”, refiere el titular de la Dirección Regional de Turismo, Víctor Hugo Pérez. Acepta que su sector no ha promovido suficientes servicios turísticos en esa ruta, pero se muestra optimista ante el interés creciente.

POR LA RUTA DEL BARROCO
El padre Óscar Morelli promueve también la llamada ruta del barroco andino, formada por las tres iglesias con los interiores más increíbles entre la mayoría de iglesias del Cusco: el templo San Pedro, en Andahuaylillas; San Juan Bautista, en Huaro, y Virgen Purificada, en Canincunca. Este último se alza sobre un acantilado con vista a la hermosa laguna de Urcos. Las iglesias distan unos 15 minutos entre sí, siempre por la vía Cusco- Puno. Cada una atesora murales y obras de arte de barroco mestizo, que dejan perplejo al visitante.

EL DATO
Cerca de la ciudad
Andahuaylillas se ubica a 45 minutos de la ciudad de Cusco. Se llega en autos que salen de la avenida De la Cultura.

Por: Roxabel Ramón.

Publicado en el diario El Comercio- Perú.

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