Sacerdotes : 2.
Iglesias : Parroquia 1, Vice parroquia 1, Capillas 2.
Extensión de leguas de la doctrina : Longitud 8, latitud 2.
Número de feligreses : 1,255.
Renta : 1,500 pesos.
Pueblos, estancias y anexos que componen la parroquia con sus distancias de ella:
El pueblo de Quintay, dista de Sayán : 1 legua y media.
El pueblo de Quipico, dista de Sayán : 3 leguas.
Hacienda de Andahuasi, dista de Sayán : 1 legua.
Hacienda de Maní, dista de Sayán : 1 legua y cuarto.
Hacienda de Casablanca, dista de Sayán : 1 legua un octavo.
Heredades de Cuchuchín alto : 2 leguas.
Heredades de Cuchuchín bajo : 1 legua.
Heredades de Cerro Blanco : 2 leguas.
Pagos de Cañas : 2 leguas.
Pagos de Huamboy : 4 leguas.
Pagos de Topaya : 2 leguas.
Pagos de Pocp- Canta : 2 leguas y media.
Relación de sus caminos, ríos, comercio, frutos, idioma y casos notables:
Hay un sacerdote de los dos que se ha enumerado, en el estado precedente que desempeña las funciones de teniente de cura y viene a ganar al año unos doscientos pesos que se segregan de los 1,500 pesos. Renta marcada en este mismo Estado.
El clero existente en esta Parroquia, se encuentra toda ella bien servida.
La sola iglesia de Quintay hace las veces de vice parroquia.
La iglesia parroquial de Sayán, la vice parroquia de Quintay y la capilla que tiene la Hacienda de Quipico y la de Andahuasi se encuentran en muy buen estado, con sus buenos paramentos y licencias expeditas.
El idioma de los feligreses de esta doctrina es el castellano.
Este curato no tiene capellanía de ninguna clase a su favor.
Las dos quebradas que hay en este territorio son regados por dos ríos, llamado uno Río Grande y el otro Río Chico, que tienen su origen en la provincia de Cajatambo, se unen en el mismo Sayán (por bajo) y forman el río que se titula de Huaura, el primero de dichos ríos abunda constantemente en aguas, pero el segundo es mezquino menos cuando las lluvias de la sierra son copiosas.
En cada uno de los dichos ríos hay un puente próximo a Sayán, pero muy rústica y defectuosamente construidos, en términos de ser muy peligroso el tránsito por ellos.
Los caminos aunque llanos son pedregosos y en extremos incómodos.
El comercio es mezquino: se hace, de algún efecto extranjero para vestir, y los de consumo son productos del país, como: maíz, arroz, yuca, camote y frutas, de las conocidas en toda la costa, también se consume el aguardiente de Ica, y hay quien se ocupa de conducir a diversos puntos, pero en especial al Cerro de Pasco, el azúcar que produce la Hacienda de Andahuasi y la Sal de las Salinas de Huacho. Los conductores de dichas dos especies que bajan de los pueblos de la sierra son los que a su tránsito por Sayán aumentan en cierto modo el consumo de sus productos y sostienen el comercio mercantil.
La industria fabril no se conoce.
Las producciones agrícolas no se dan con aquella abundancia de que es susceptible la feracidad del poco terreno asequible por falta de brazos que lo cultiven: pero sin embargo se dan bien, los maíces, las alforjas, yucas, camotes, arroz, frutas de los comestibles en la costa, la uva y el azúcar. También se cría ganado: lanar, vacuno, yeguar y de cerdo, cuya mayor parte se conduce cebado a Lima para uso y consumo.
El carácter de estos habientes, es dócil, franco, festivo y laborioso, en sus alimentos son parcos y en las pasiones dominantes ejemplarmente moderadas.
La atmósfera es limpia, alegre y despejada la mayor parte del tiempo y el temperamento serio en completo saludable, si con especialidad en el estío fuese menos caliente y seco.
Excepto en las dos quebradas que bañan los ríos grande y chico, que son deliciosas y amenizan el pueblo de Sayán, que es un jardín por falta de huerta, el resto de terrenos es desagradable: todos los cerros escarpados, pedregosos e inaccesibles.
La construcción de las casas es sólida y cómoda, y sino presenta ornato al menos en lo principal no desagrada su orden.
La instrucción primaria en esta población no ha merecido las atenciones del gobierno, pero el vecindario por si cediendo a las reflexiones que en esta parte les ha hecho el párroco costea dos escuelas una de cada sexo, que resulta no ser común la ignorancia de los deberes civiles y religiosos.
Es cuanto el cura que suscribe puede esperar en la razón estadística que se le ha mandado practicar de orden del Ilustrísimo Señor Obispo visitador que va expresado en cabeza, y todo con sujeción a las comunicaciones de la vicaría de esta provincia de Chancay de 24 de octubre y 6 de noviembre del presente año.
28 de diciembre de 1,848. Dr. José Antonio Romero.
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